miércoles, 12 de junio de 2013

Sonidos y sutilezas.





El sonido del madrugador microondas, tus ojos entrecerrados, tus movimientos inconscientes y la mirada de todo lo que no se mueve. El retraso acelerado, con prisas y pausas; ritmo de locomotora incansable, indomable. ¿Y si esas caras dejan de reflejarte?¿Y si lo que ahora abarca tanto se transformase en un sutil recuerdo?¿Y si, y si...?Te vas, para volver. Sin embargo, te vas. Y soy yo la que me voy, pretendiendo congelar las manecillas de mi rutina para retomarlas después. No te confundas Maite. Eso no es así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me conoces ni te conozco. Solo palabras marcan el destino, que nones más que el fin de nuestro camino. Podemos manejarlo o destruirlo, pero jamás comprenderlo. La locura viene a ser el dictador y el gobernante de mi sino, por lo tanto soy libre de la sociedad por ser distinto o soy un preso voluntario de mi cárcel que se exilió de la falsa libertad, que no solo es palabra, sino hechos y acciones que demuestren tal placer.

Palabras al azar, determinan sentidos y sensaciones por minuto e incluso por segundo. Pero en este caso el tiempo es lo de menos, si acaso es menos que más el tiempo que pasa. Dejar de creer en algo que nos viene incorporado cual máquinas creadas por otras máquinas... Pero... si perdiésemos la razón, si sólo nos guiásemos por los sentidos, estaríamos más vivos de lo que estamos o de lo que creemos estar.

Hasta el Caos tiene un orden.

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