El frío cubre los cristales de las ventanas
del mismo modo en el que la indiferencia se actúa,
y esa niebla compacta bajo un cielo rasgado,
-tan mía y tan tuya-
cobija una soledad con ruido
de melancolía obsoleta
de un pasado no venido,
de un futuro que no llega.
Pero patalea
el destino que acalla lo que se lleva,
descorchándonos a gritos,
qué fácil es que no lo sea,
desde simpleza
hasta quimera,
matizar tales delitos,
semejante vértigo de cadera.
Mas en medio del tarde o del temprano,
llega el vaho,
calando,
condensado,
y en este revoltoso amalgama
de cíclicos instantes,
alguien cierra la persiana
y sucumbe al desastre.
1 comentario:
Que blog tan genio! Me encantan tus textos y las imágenes son perfectas! Gracias por compartir, volveré ;)
PS:¿De donde sacas las imágenes?
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