lunes, 22 de febrero de 2016
esmanzana
Las grietas de las personas, nuestras grietas, dejan espacio a un cariño que no llega cuando andamos siempre armados de fortaleza.
Ser o no ser fachada, saber o no saber andar descalza.
Es ese equilibrio entre la promesa y la falta de garantías, el único incentivo para no dejarse arrastrar.
Llevar con orgullo el peso de unas etiquetas que sin ser soga, ahogan y condenan,
un no creernos capaces tatuado al cuello
tan inherente, tan desapegado a quien lo siente.
esperar es también dejar de buscar la otra cara de una moneda de la que solo sabes como suena.
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