martes, 15 de marzo de 2016

cimientos y tornados



Aferrarse a clavos ardiendo, y pretender no quemarnos.


Vol ver con los ojos cerrados.

Pasar lista a una nueva multitud de ausencias.

Son risas apagadas de personas luz que ahora parpadean.

Párpados rendidos a mejillas elevadas.


Cuerpos llenos de marcas de cicatrices de los que no privaron a la herida de sol y luz, ni de agua.

La fragilidad de la piel sepultada por el peso de las costras.

Declives tobogán, impulso y carrerilla.

Con la perspectiva equivocada también eclipsamos al sol, por mucho que brille.


Me lleno la boca de motivos para paliar mi falta de sentido.

Luego te los doy, a riesgo de que no me los devuelvas.

Te digo que "creo", aunque dudo de mi construcción en presente, crear y creer.

Vuelves a reír y se me hace bola tanta poesía metidita en tus pestañas.

Pero a veces solo vencemos cuando aceptamos ciertas derrotas.


Actuar según los patrones de nuestro etiquetado es como comprar algo solo porque ya lo habías pagado.

Quizá venga de aquí la gran dependencia emocional tan propia del ser humano. Sin entrar en matizaciones, somos queridos antes de empezar a ser.

También buceamos rozando el suelo para aguantar más rato. No sé si respiramos más. Pero nos
ahogamos menos. Y se nos olvida el salto.


Abrazos apie de calle.


Dósis de evasión que curen mi déficit de sentido. Tengo ruido y hace frío.


Será la tristeza esa profundidad previa al significado, un caerse de repente planificado.


Confundir cosquillas con arañazos.












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