jueves, 30 de junio de 2016

El concepto artificial del principio y del final
convergen al mismo tiempo
cuando alzas la vista para decir que te vas.

La voz dormida entonces
despierta, sin ojos atentos
sin luces que chillen
dolores de cabeza, nostalgia de oscuridad, desafíos etéreos.


Que no estamos muertos
que tenemos prisa
de quedarnos sentados, de sucumbir al intento.



1 comentario:

Re menor dijo...

Me encanta tu poesía, te seguiré leyendo :)

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