lunes, 5 de septiembre de 2016

huracanada


Como si fuera un collar
rodeándome el cuello tengo tatuada la inseguridad,

y es verdad
que no ahoga si no me muevo,
y que si me quedo quieta
sin titubear
tan solo tocará la puerta y se irá;
predecible triunfante dictadora de la inmovilidad. 

Como si fuera un huracán.

Como si bajo el miedo se escondieran unos ojos cicatrizados
que cuando
                v e n
buscan no mirar

pero cómo iba(n) a conseguir evitar
unas pestañas que son capaces de ridiculizar el aleteo de cualquier mariposa,
que sugieren vuelo, ascensión, vivacidad
huir de la sensatez
rellenar con zapatillas las huellas
y atreverse de una puta vez ya.









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