lunes, 21 de agosto de 2017


El vacío está lleno
de eco.

Despeino mi calma
y sé que estoy perdida porque buscando deseo no encontrarme,
me aterra la idea de una localización precisa que condene a asumir,
prefiero la más amable ambigüedad de perspectiva ancha
y exactitud difusa,

opto por la duda en movimiento
no quiero posturas fijas que digan hablar de mí.

El eco está lleno
de vacío.

Truenan palabras huecas
gritan como el que no se cree del todo lo que acaba de decir,
aferradas al alfeizar mientras todo da vueltas
son el traqueteo de fondo
de los vaivenes que nos va tocando vivir.















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